A través de este mensaje solicitamos vuestro apoyo para el periodista Gerardo Rivas, quien por un artículo publicado en www.elplural.com en
el que aludía al "amplio historial de crímenes contra la humanidad" de
Falange, ve ahora cómo un juez ha admitido a trámite una denuncia del
grupo fascista, quien afirma que a dicha afirmación la guía un
"temerario desprecio a la verdad".
No
podemos permitir que este despropósito siga adelante. A tal fin, hemos
elaborado un manifiesto que queremos que circule y sea conocido, de modo
que un hecho tan lamentable como este no pase inadvertido ni pueda
servir de base, de seguir la denuncia adelante, a otros casos similares.
Al fin y al cabo, lo ocurrido a Gerardo Rivas no es sino un paso más en
una historia que, por no remontarnos más atrás, empezó permitiendo que
Falange participara como un grupo más durante una de las fases de la
elaboración de la Ley de Memoria Histórica y que terminó con el
bochornoso espectáculo de verlo personarse en la causa abierta al juez
Garzón.
Estamos
en contacto con el abogado defensor de Gerardo Rivas para que nuestra
actuación revierta de manera positiva en el proceso judicial. Se trata
de conseguir el máximo de firmas de este manifiesto para hacer público, a
ser posible mediante rueda de prensa, una semana antes de la citación
ante el juez, prevista para el 25 de junio.
Decidnos si estáis de acuerdo en que vuestro nombre aparezca en el manifiesto y, en la medida de lo posible, hacedlo circular.
Saludos cordiales,
Francisco Espinosa Maestre y Santiago Vega Sombría
Este manifiesto surge ante la imputación,
provocada por una denuncia de Falange, del periodista Gerardo Rivas Rico por la publicación, el pasado 22 de marzo
de 2012, de un artículo en www.elplural.com con el título “El vicepresidente de Gobierno de Madrid le pide el
perejil a la hija de Franco”. En dicho texto se quejaba de la exclusión de
Garzón de la judicatura y añadía:
“Cuando
solamente –después vendrían las escuchas a los abogados de 'Gürtel' y los
cursos de Nueva York– dos organizaciones, una, con un amplio historial de
crímenes contra la humanidad y, la otra, un seudo-sindicato heredero de las
esencias franquistas –Falange Española de las JONS y Manos Limpias– habían
conseguido el beneplácito de la máxima instancia judicial –el Tribunal Supremo–
para sentar en el banquillo al juez que intento acometer la investigación de
los crímenes del franquismo”.
Por
ello, los historiadores abajo firmantes quieren manifestar lo siguiente:
Se ha demostrado científica y suficientemente, a través de numerosas investigaciones rigurosas, la implicación de Falange Española de las JONS (a partir de abril de 1937 Falange Española Tradicionalista y de las JONS) en la represión desplegada en la zona controlada por el Ejército sublevado desde el golpe de estado contra la democracia republicana hasta bien avanzada la posguerra, ya consolidada la dictadura franquista. Son los propios documentos oficiales (del Ejército, de la Guardia Civil, de la Policía y de la propia Falange) los que dejan evidencia de esa implicación. Estas tareas represivas de Falange afectaron durante años a miles de personas en todo el país. Esta es, por tanto, una verdad científica cimentada en decenas de investigaciones que no admite discusión.
Queremos mostrar nuestra más
absoluta repulsa ante el hecho de que un periodista que constate una verdad
histórica sea imputado por un juez que acepta la denuncia de Falange por buscar
el “menoscabo del honor de Falange con
vejaciones injustas, imputándole a FE-JONS, con temerario desprecio hacia la verdad, la comisión de delitos (…)
para menospreciar y menoscabar públicamente la fama y el honor de dicha
organización.” Sería como si en
Alemania un juez aceptara una denuncia del partido nazi contra un periodista o
historiador que escribiera sobre los crímenes contra la humanidad cometidos por
los miembros de su partido durante los años treinta y cuarenta. En definitiva,
no se trata sólo de un ejercicio de libertad de expresión, reconocida por el
art. 20 de la Constitución, sino también
del derecho a la verdad, difundida por historiadores y periodistas, y recibida por
el resto de ciudadanos que tienen derecho a conocer lo sucedido en su propio
país.
Yo trabaje en un hogar de pensionistas, y oi historias de falangistas que a su lado la gestapo serian boy scouts
ResponderEliminarGracias por contarnos, Antonio. Cierto es... Un abrazo.
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